Introducción
Con un linaje ininterrumpido desde hace cuatro milenios, los alfareros en los pueblos del sur de México han creado alfarería funcional con tan solo barro, agua, fuego y sus hábiles manos.
Gracias a estas creaciones han cubierto sus necesidades en el hogar, han creado un lenguaje artístico, han heredado un oficio a sus hijos y han mantenido sus pueblos vivos, al mismo tiempo que han conservado un balance estable con sus recursos naturales. Han logrado esto a través de sistemas de gestión de tiempo y recursos que son complejos y simples a la vez. En términos contemporáneos, podríamos llamar a esta producción una producción realmente sustentable.
Esta es una exposición sobre la alfarería simple y funcional de los pueblos indígenas de México. Con facilidad podría ser etiquetada como rústica, y lo es. Los prejuicios hacen que sea menos probable catalogarla como sofisticada, y sin embargo, también lo es.
Casi todos los pueblos alfareros de Oaxaca son completamente desconocidos fuera de las regiones donde venden su obra. Su oficio se ha ido desvaneciendo aceleradamente, debido a los cambios radicales y las presiones del contexto social, económico e incluso ambiental, por lo que ya son pocas comunidades en las que la alfarería tradicional se encuentra fuerte y estable.
Aun cuando estos alfareros puedan parecer indiferentes ante este hecho, el resto de nosotros, sin siquiera saberlo, estamos perdiendo la oportunidad de aprender de ellos. Sus saberes y experiencia los han llevado a la creación de objetos que mantienen en balance, de forma hermosa, la elegancia, el diseño funcional, el bienestar social de las alfareras y la compatibilidad con el medio ambiente. Ignorados durante siglos, ha llegado el momento de honrar a estos creadores.
Barro y Fuego es una exposición compuesta por piezas provenientes de 70 pueblos alfareros en Oaxaca y sus alrededores, que constituyen una unidad cultural más allá de las fronteras políticas. Es el fruto de 20 años de exploración en la Oaxaca rural, condensados en la publicación Barro y fuego. El arte de la alfarería en Oaxaca, escrito por Eric Mindling.
Aquí se exhiben piezas únicas que nacen de técnicas como pulido, engobes y esmaltes, que reafirman la belleza de las tradiciones milenarias. Se cuenta de igual manera con elementos visuales que dan contexto a las piezas, videos que muestran la elaboración y material gráfico de las comunidades alfareras en Oaxaca.
La exhibición se ha presentado en diferentes centros culturales alrededor del mundo: Oaxaca, Bélgica, Finlandia, Alemania, Ciudad de México y Puebla. Agradecemos a Innovando la Tradición A. C., por la realización de esta muestra que con gusto recibimos en el Museo de Historia Mexicana para que podamos abrir todos nuestros sentidos a la sutil e intensa belleza de esta alfarería rústica, sofisticada, simple y compleja.
Cocina
A pesar de que son muy agradables a la vista, estas ollas no están hechas para ser admiradas como objetos de contemplación; están hechas para utilizarse. Están creadas para desempeñar trabajos específicos como: transportar agua, enjuagar maíz, cocer tamales, hervir jugo de cañas de azúcar, servir estofado a 200 huéspedes, silbar, quemar incienso y servir chocolate.
Al examinarlas a detalle, uno se da cuenta que las formas de los envases no provienen de elecciones arbitrarias o fortuitas, sino de un impresionante conocimiento sobre el diseño. Son adaptadas idealmente a la materia prima de la que están elaborados y son resultado de las técnicas utilizadas para su creación y de su función última. Estos humildes utensilios de cocina son ciertamente una elegante unión de materiales, función y forma.
Pueblo
Hay más de cien pueblos alfareros distribuidos a lo largo del sur de México. En una comunidad puede haber tan sólo media docena o hasta varios miles de alfareros produciendo vasijas con el estilo único del pueblo. Los estilos han evolucionado a lo largo de los siglos debido a los tipos de barro y a los recursos locales, a las técnicas específicas de cada pueblo en el modelado y el horneado, a las costumbres regionales y a los accidentes de la vida. Sin que esa sea la intención, cada estilo se convierte en la marca de ese determinado pueblo y se reconoce con facilidad dentro de la región.
Planeta
La “cerámica suave” logra un balance entre su uso, su vida útil y el impacto ambiental de su creación y su posterior eliminación.
Los únicos materiales utilizados para la creación de este tipo de alfarería son barro, arena y agua. Todos son recursos locales extraídos y refinados a mano. A veces eso significa una caminata de cinco horas cargando barro desde la mina. El tiempo y el esfuerzo humano, al igual que una clara comprensión de que estos recursos son finitos, conducen a un cuidado meticuloso en el uso del barro, la arena y el agua. Nada se desperdicia.
De la misma manera que un cascarón de huevo se rompe y se descompone una vez que sirvió a su propósito, la alfarería de los pueblos originarios de México está diseñada para cumplir su función por un tiempo y luego, sin causar daño, erosionarse de regreso a la tierra de donde surgió.