Hacia 1722, los hermanos Juan y Nicolás Rodríguez Juárez dieron lugar a uno de los primeros intentos por establecer una academia de pintura en Nueva España; era un espacio para discutir ideas en torno al arte y a los mecanismos de producción estética.
En 1754 José de Ibarra, discípulo de Juan Rodríguez, estableció al igual que su maestro, una academia. En ella se formaron artistas como Francisco Antonio Vallejo y Juan Patricio Morlete.
Se desconoce si Miguel Cabrera fue también discípulo de Ibarra, pero se formó como artista en un círculo muy cercano a él. Al fallecer Ibarra, Cabrera tomó su lugar como el pintor más importante de su tiempo y en él recayó la dirección de la academia.