La colección de vestidos y accesorios de la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX, en la cual se incluyen tres espléndidos trajes confeccionados en casas de haute couture parisinos de renombre internacional, Doucet y Laferrière, que vistieron a la nobleza y a la gran aristocracia europea.
Los vestidos son en su mayoría parte de la colección de indumentaria Refugio Escandón. Obras de alta costura, cinco conservan las etiquetas que acreditan su procedencia, tres de las cuales ostentan a un lado de la firma del diseñador, colocada sobre el listón de la cintura, un sello color azul con la fecha 1905 que con seguridad pertenece a la casa importadora. Uno aún conserva un pequeño cartoncito blanco cosido al listón de la cintura donde solicita un arreglo para la señorita Escandón.
Parte de los vestidos corresponde a la moda victoriana y fueron de la madre de Refugio Escandón, doña Carmen Pliego. El más antiguo está confeccionado con una tela que es el «cristal de Bohemia» de la colección, pues es un encaje químico que forma la falda de un vestido de dos piezas que usó en su adolescencia.
Dos son vestidos negros realizados con diversos tipos de sedas y encajes; uno tiene el encaje del saco rebordeado con canutillos y chaquiras de vidrio negro. Otro fue realizado en «L'Elegante» por la modista Catalina B. de Gaigle, cuyo taller se ubicaba en la calle Puente de San Francisco, donde se encontraban los más acreditados sastres y modistas de la Ciudad de México. Está confeccionado con un patrón de moiré en seda con inserciones de terciopelo y bordado en pedrería negra de azabache y cuentas de vidrio. El saco lleva faldón y la falda cuenta con un gran polizón que lleva media cauda.
El resto de los vestidos pertenecieron a doña Refugio Escandón, quien se casó con el señor Samuel Ramírez de Arellano y Navarrete en el año 1904. Destacan dos creaciones del gran couturier francés Doucet, que son acaramelados vestidos para una joven dama de sociedad, en los que se combinan sedas color rosa, cereza y verde iridiscente con espléndidos encajes de lino color crudo –usados tanto como piezas de los patrones de las prendas como a manera de entredós– y velo de seda. Al estilo de la Belle Époque, son trajes convertibles formados de tres piezas: falda, blusas con discretos escotes y sacos con manga tres cuartos.