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Virgen de Guadalupe

Autor desconocido
Siglo XVIII
Óleo sobre tela
169 x 125 x 5 cm.
Colección Museo de Historia Mexicana

En México y el mundo, el 12 de diciembre es el día que se celebra a la Virgen de Guadalupe. Su culto se remonta a la primera época de la colonización española. En la época prehispánica, en el cerro del Tepeyac, cerca de la Ciudad de México-Tenochitlán, se localizaba un santuario donde se le rendía culto a la diosa madre Tonantzin. Después de la conquista, en 1521, este santuario fue transformado por frailes franciscanos en una ermita cristiana dedicada a la Virgen María.

 

Diez años después y según cuenta la tradición, entre el 9 y el 12 de diciembre de 1531, la Virgen de Guadalupe se le apareció en cuatro ocasiones a un indígena llamado Juan Diego, en el cerro del Tepeyac. La intención era que el indígena comunicara a fray Juan de Zumárraga, obispo de México, el deseo de la Virgen de que en ese lugar se le rindiera culto y se levantara un templo para su adoración.

 

Zumárraga, incrédulo ante los relatos de Juan Diego, pidió pruebas de su veracidad. El 12 de diciembre, día de su cuarta aparición, la Virgen pidió a Juan que recogiera rosas en la cima del árido cerro y se las llevara al obispo. El indígena recogió las flores en su tilma, y al extenderla delante del prelado, las flores cayeron y la Virgen quedó estampada en ella. El obispo agradecido con Dios por los milagros, depositó la tilma con la pintura en la ermita.

 

Sin embargo, la noticia de las apariciones no fue conocida por sus contemporáneos y los involucrados en estos eventos no rindieron crónicas de ello. Sería hasta la segunda mitad del siglo XVII cuando se retomaría la tradición y los debates en torno al milagro guadalupano.

 

Lo que es cierto es que la ermita, ya remolada y transformada en templo, continúo siendo sitio de adoración, pues a la imagen de la Virgen se le atribuyeron milagros tales como curar enfermos, y acabar con la peste. La Guadalupana fue declarada patrona de la Ciudad de México en 1737 y protectora de la Nueva España en 1746. El papa Benedicto XIV dispuso que se incluyera su fiesta en el calendario litúrgico en 1754.

 

La representación de la Virgen de Guadalupe integró desde su origen elementos de la tradición religiosa europea y de la cultura mexicana. En esta imagen que presentamos la Virgen aparece al centro, escoltada del lado izquierdo por el papa Benedicto XIV, que anuncia su culto mediante misa celebrada el 12 de diciembre. Del lado derecho está una mujer vestida de indígena, una representación de la fantasía europea que se volvió convencional como una alegoría de América.

 

En torno a la imagen se combinan recuadros que ilustran las apariciones de la Virgen a Juan Diego, y una corte celestial de figuras santas que le ofrecen coronas. Las cartelas tienen los nombres de las letanías de María, así como frases alusivas a la Virgen del Apocalipsis y a la aclamación de Guadalupe por el obispo y los fieles de la patria.

 

Por años, “aparicionistas” y “antiaparicionistas” han debatido sobre la verdad histórica de estos hechos, han aportado argumentos, presentado pruebas, sin llegar a conclusiones aceptadas por todos. Lo cierto, es que hasta el día de hoy la virgen de Guadalupe, sigue siendo un símbolo del nacionalismo mexicano, a pesar de la creciente secularización social y el avance del racionalismo.

 

 

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