Es muy conocida la importancia del cacao en las culturas mesoamericanas. Los cronistas españoles relatan cómo, los soldados, sacerdotes y nobles de la corte de Moctezuma II lo bebían, cuántas pepitas de la planta recibía el emperador azteca como tributo y la forma en que éstas se utilizaban con un valor pecuniario.
Las amargas semillas se extraían de las vainas, se tostaban, se molían en metate y se mezclaban con agua. Con jícaras o cucharas de carey, se removía el cacao líquido para producir la espuma, que era muy estimada. Se le agregaba miel para endulzarlo, harina de maíz o semillas de zapote negro para darle sustancia; chile, achiote, vainilla o flores aromáticas para condimentarlo.
Los mayas también lo bebían, y esta olla fitomorfa es un testimonio único de que los mixtecas lo cultivaban, procesaban y apreciaban como bebida suntuaria.
Este vaso en forma de grano de cacao muestra también el delicado arte alfarero de los mixtecas. La cerámica es muy delgada, y la calidad y firmeza del barro resultan apropiadas para el servicio de alimentos. La vaina está reproducida en tamaño natural y el vaso permite una manipulación confortable. La pieza está decorada con sencillos juegos de líneas monocromas, y en una de sus facetas parece haberse dibujado una mano.