Esta taza es muestra de la tradición milenaria de cerámica “salpicada”: una técnica única y distintiva de la Mixteca Alta.
Estas piezas de alfarería son de las pocas en el mundo que utilizan pigmentos vegetales para decorar. El color café obscuro de las manchas se logra cuando, al sacarlas del horno, a una temperatura cerca de los 900°C, la artesana les aplica una tinta hecha de nopal y corteza de encino.