Introducción
El arte ha representado a lo largo de la historia diferentes tipos de escenas familiares y dichas representaciones han evolucionado a la par del concepto de familia, entendida como la agrupación social y humana de carácter universal.
En la Antigüedad la familia romana estaba compuesta por todos los miembros que vivían bajo la autoridad del patriarca, ya fueran cónyuges, hijos o esclavos, por lo que no todos sus integrantes mantenían una relación de parentesco o consanguinidad. En estelas funerarias, sarcófagos e inscripciones han quedado asentados este tipo de linajes.
Imagen 1: Estela con retrato de matrimonio difunto, siglo II, Museo de Mérida, España.
Imagen 2: Sarcófago de Marcus Cornelius, 659 d. C., Museo del Louvre, París, Francia.
Una de las familias más representadas en la historia del arte es la que comprende a la parentela de Jesús. Hasta antes del siglo XV, las representaciones que se hacían de su familia comprendían a la estirpe extendida, es decir, mujeres, hombres y niños en torno a las figuras de Ana y Joaquín, los padres de María, al estilo de un clan romano, donde todos participaban de las actividades sociales.
Un siglo después, esta noción de ‘familia’ tuvo una transformación. La Iglesia llevó a cabo una serie de reformas que modificaron las prácticas cristinas, entre las que se incluía el matrimonio como sacramento. Esta institución continuó reafirmando sus ideas, mediante las imágenes, dotándolas de símbolos para que los cristianos se sujetaran a las leyes de Dios.
Fue a partir de esta época que se originaron las representaciones de la Sagrada Familia, tal y como ha llegado hasta nuestros días: Jesús, María y José, es decir, una familia nuclear que comprende a los cónyuges y los hijos.
Este modelo iconográfico permeó por Europa y se implementó en los virreinatos de América como parte de la obra evangelizadora de transmisión cultural, la organización y la construcción de la sociedad.
Las representaciones de la Sagrada Familia, como la talla que forma parte del acervo del Museo de Historia Mexicana, representaron el lado humano de la divinidad y pusieron de relevancia el parentesco y al matrimonio como uno de los sacramentos más importantes de la Iglesia católica.