Retratos ecuestres en el siglo XIX
La producción de retratos ecuestres, de gran tradición en Europa, fue más escasa en América y la mayoría se realizó en la cultura anglosajona, aunque hay algunas representaciones hispanoamericanas de reyes y virreyes. Esta circunstancia pone de presente el sentido simbólico del caballo como representación de la nobleza de su dueño y su relación con las acciones de poder.
A medida que México luchó por su independencia y transitaba a través de guerras y conflictos internos, la figura del jinete en su montura se convirtió en símbolo de valentía, liderazgo y aspiración patriótica. Estos retratos no solo inmortalizaron a los líderes militares y políticos, sino que también transmitían la idea de conexión entre el personaje retratado y su animal.
Durante el siglo XIX, este tipo de representaciones surgió como una destacada manifestación artística que capturaba la esencia de una nación en constante transformación. Este género combinaba la majestuosidad de los caballos con la figura imponente de sus jinetes, creando una representación visual que celebraba tanto la destreza ecuestre como la identidad nacional.
¿Quién es el personaje de este óleo?
La descripción de origen del retrato nos dice que se trata de Pedro Hope, hijo primogénito de los catorce que tuvieron la pareja formada por Dolores Garay Jiménez y Archibald Hope, personaje originario de Rainford, Inglaterra, que vino a territorio mexicano hacia 1829. En el país logró consolidarse como un exitoso hombre de negocios y estuvo ligado a la manufactura de algodón y lana.
Gracias a los registros genealógicos de Archibald Hope es posible conocer un poco más acerca del retratado en este óleo: su nombre completo era José Pedro Francisco Felipe Antonio Hope Garay; nació en la Ciudad de México el 1 de mayo de 1838, se casó con Amalia Noguera Carrillo el 10 de noviembre de 1864 en Orizaba, Veracruz y tuvieron siete hijos. Su fecha de fallecimiento se registra en 1887.
Destaca en esta composición la vestimenta del personaje quien viste con cotona o chaqueta, chaparreras, espuelas y sombrero estilo chinaco, atuendo propio del siglo XIX para supervisar las faenas de campo. También sobresale en la montura del caballo los vaquerillos, accesorios largos que penden de la parte trasera del animal, cubiertos generalmente de pelo de chivo, con grandes bolsas al interior donde se resguardan de la lluvia los implementos de piel.
Fuentes:
Mínguez, Víctor, “Cuando el poder cabalgaba”, en Memoria y Civilización, 12, 2009, 71-108, Universidad Jaume I, https://core.ac.uk/download/pdf/83569375.pdf
“Archibald Hope-Textile bussiness in Mexico”, noviembre 23, 2019. https://timknightseattle.wordpress.com/2019/11/23/archibald-hope-textile-business-in-mexico/