A finales del siglo XIX, Monterrey se había convertido en un centro de relaciones mercantiles importante, y algunos comerciantes estaban listos para invertir en empresas industriales. La Cervecería Cuauhtémoc nació en esta ciudad en 1890, con una planta de setenta obreros. La primera cerveza que produjo llevaba la marca Carta Blanca. Se vertía en una botella transparente, con una etiqueta pintada de color azul con blanco, y se cerraba con un corcho reforzado con alambre.
La máquina que obra en la colección del Museo de Historia Mexicana servía para encorchar las botellas. Se operaba oprimiendo un pedal para insertar el corcho; luego se colocaba la armadura de alambre. En 1903 se sustituyó el corcho por el tapón de hojalata que se aseguraba a presión en torno a la boca de la botella.
Tanto la maquinaria como las botellas eran importadas. La aparición de fundiciones en la ciudad permitía fabricar algunas piezas para sustituir las que se desgastaban o rompían por el uso, pero la tecnología industrial venía de Europa o los Estados Unidos.
Con la fundación de Vidriera Monterrey, en 1909, se reinició la producción local de botellas de vidrio, que había tenido un intento fallido en otra empresa años antes. Monterrey se convertía en un centro industrial y decenas de obreros recién llegados del campo aprendían las tareas mecánicas y se adaptaban a las jornadas laborales de la industria.