Désiré Charnay fue un explorador y aventurero francés que tuvo a México y Centroamérica como objeto de estudio. Vino a este país por primera vez en 1857 y permaneció hasta 1860. Recorrió las antiguas edificaciones de Mitla, Palenque, Izamal, Chichén Itzá y Uxmal; de este primer viaje publicó Álbum fotográfico mexicano, que consta de 25 imágenes con textos del historiador Manuel Orozco y Berra.
Regresó a México en 1880 y permaneció hasta 1883 para emprender una segunda expedición, la cual fue motivo de debate en la Cámara de Diputados, sobre la protección de antigüedades. El motivo de este viaje obedecía a un proyecto franco-norteamericano que buscaba publicar los descubrimientos de Charnay, así como hacer reproducciones de bajos relieves, detalles arquitectónicos y piezas arqueológicas para ser enviadas al Museo de Etnología en París y al Instituto Smithsoniano en Washington.
Charnay trató de realizó un convenio con el gobierno mexicano, en el que se comprometía a entregar fotografías y vaciados de los objetos arqueológicos, así como enviarlos al Museo Nacional hasta que se determinara si éstos podían ser exportados. Aunque el trato fue rechazado por la Cámara de Diputados, Charnay prosiguió sus investigaciones en Teotihuacán, Tula, Chichén Itzá, Yaxchilán y Mitla. A su retorno a Francia escribió varios artículos y en 1885 publicó el libro Les Ancienes Villes du Noveu Monde.
Una de sus contribuciones notables a la arqueología de la época fue el uso de la fotografía, las cuales brindaron valiosos aportes sobre el estado que guardaban los edificios en aquel momento, además de dar escalas a los monumentos, al colocar personas junto a ellos.
Charnay regresó a México en 1886, por tercera y última vez, en un ambiente ideológico adverso para su trabajo, pues el gobierno de Porfirio Díaz estableció una normatividad sobre el desarrollo de la ciencia arqueológica. Pese a ello, el 5 de enero de 1900, fueron entregadas a la Legación de Francia en México, cinco cajas que contenían las colecciones de Charnay, almacenadas desde años por orden del gobierno mexicano. Las piezas arqueológicas fueron a dar al Museo de Trocadero en París, Francia.