La función de la custodia es mostrar el cuerpo de Cristo en la hostia para veneración de los fieles. Se trata de un objeto procesional y también una pieza de altar. Como Dios no debía estar en contacto con la materia corruptible, sólo el oro podía utilizarse en los recipientes relacionados con la eucaristía. En custodias como la que vemos aquí, el sol resplandeciente que contiene a Cristo es de plata sobredorada, en tanto que el resto del ensamblaje para elevarlo es de plata. Las piezas fueron fundidas, ensambladas y posteriormente cinceladas. El resplandor del sol es repujado.
Pueden observarse cuatro partes principales: la base, la columna, las campanillas y el sol. Aún cuando la base circular es amplia, el platero ha agregado como ornamentación cuatro patas de garra de león sobre esfera.
La columna consta de varias piezas ensambladas, rematadas por un ángel de cuerpo entero, con las manos levantadas. En el nudo que se ubica a media altura hay cuatro asas que sostienen sendas campanillas. Estas últimas tienen la función de destacar en el momento de la elevación la presencia de Cristo, llamando a la reverencia.
En torno a la base de la columna y por ambas caras de la base y el cenit del sol hay en total ocho pares de querubines, jerarquía angélica para la contemplación de Dios. La pieza lleva en lo alto, como remate, una pequeña cruz.