El general Bernardo Reyes estuvo atento a todo el proceso de construcción del Palacio de Gobierno, desde la selección del lugar donde se levantaría la obra, el diseño, el trazo de los planos, el costo, la adquisición de los materiales, hasta el cuidado en cada uno de sus detalles.
Reyes, en su carácter de Presidente de la Junta de Mejoras de Monterrey, realizó el día primero de enero de 1896, un contrato con Agustín R. Ortiz, propietario de la cantera La Pila, ubicada en San Luis Potosí, para la compra del material con el que se habría de recubrir, en sus cuatro costados, al Palacio de Gobierno.
Además, celebró un convenio con la Compañía de Ferrocarril Nacional Mexicano para trasladar la piedra hasta la capital neoleonesa. Se estableció una tarifa especial de transporte de $3.00 pesos por cada mil kilos de piedra, consiguiendo que la tarifa no se alterara durante ese año.
Como en Monterrey no existían trabajadores calificados para labrar la cantera, el general Reyes, contrató a canteros suficientes para realizar dicho trabajo en el mismo lugar donde se habría de levantar el Palacio. Los obreros provenían de San Luis Potosí y se establecieron en la parte norte de la capital regiomontana, que conformaron el barrio San Luisito, actualmente la colonia Independencia.
La fotografía que aquí se expone, fue tomada por Desiderio Lagrange a principios del siglo XX y muestra a algunos de los canteros que por poco más de diez años estuvieron trabajando en esta obra. La imagen es un documento histórico, pues a través de ella podemos conocer los rostros de la gente que “con mano firme, pero serena, iban labrando sobre la piedra cada uno de los bloques, el diseño que desde muy temprana hora, les había encomendado el arquitecto o el maestro de obra”*.
*Palabras de José P. Saldaña, cronista de Monterrey.