Desde la Antigüedad, la humanidad ideó la manera de crear música mediante instrumentos mecánicos o automáticos capaces de reproducir sonidos por sí solos mediante diferentes dispositivos. A finales de la Edad Media, los relojes de campanario a menudo incorporaron carrillones automáticos que resonaban al dar las horas. Éstas operaban mediante la intervención de un cilindro de púas que impulsaba los martillos para que golpearan las campanas en una secuencia específica.

El avance en las técnicas de relojería y en el diseño del cilindro de púas posibilitó la creación de cajas musicales, las cuales alcanzarían su máximo apogeo durante los siglos XVIII y XIX.

El cilindro de púas, dispuestas de acuerdo con las notas musicales, se hacía girar sobre un peine metálico, enganchando los distintos dientes para inducir vibraciones y generar sonido. Estas cajas musicales se incorporaron a relojes de pared, estuches o joyeros y, con frecuencia, incluían autómatas, como figuras de bailarinas, pájaros o mariposas que se movían al compás de la música.

En principio, las cajas musicales solo reproducían una melodía en su cilindro.

Esto se transformó con el cilindro de cambio que, mediante un desplazamiento del mecanismo en los dientes, reproducía una u otra armonía, y un avance más se produjo con la introducción de cilindros intercambiables, aumentando así el repertorio de la caja musical.

Finalmente, el diseño cilíndrico fue remplazado por un modelo que utilizaba discos de metal con diversas melodías, como es el caso de esta caja musical, de finales del siglo XIX. Cuenta con 7 discos en cuyo catálogo se encuentran “Olas del Danubio” (1889); “Vals de Fausto” (1859); “Rigoletto” (1851); “Stephanie Gavotte” (1883), entre otras.

La mayoría de las cajas de música procedían de Suiza, donde la industria relojera era la encargada de confeccionar los mecanismos, eran nombradas carrillons à musique, en español carrillones de música.

Posteriormente se instalaron fábricas especializadas en Alemania y Estados Unidos.

Esta caja musical procede de Leipzig, Alemania. Fue hecha por la compañía Kalliope Musikwerke A. G., dedicada a la manufactura de cajas musicales desde 1880. Kalliope también se convirtió en una de los sellos discográficos de mayor tradición en Alemania.

El auge de la industria de las cajas musicales duró hasta principios del siglo XX, debido principalmente a la introducción de nuevos inventos como el fonógrafo y la pianola, que rápidamente se convirtieron en los enseres dominantes en la industria del entretenimiento musical.