El 26 de febrero de 1913 se firmó en Coahuila el Plan de Guadalupe para desconocer el gobierno del general Victoriano Huerta, quien había traicionado y asesinado al presidente constitucional Francisco I. Madero. Con el objetivo de derrocar al gobierno federal, se conformó el Ejército Constitucionalista. Venustiano Carranza, gobernador de Coahuila y principal promotor del movimiento, fue designado como su primer jefe, para organizarlo y marchar hacia la capital.
El plan consideraba que al ocupar el ejército la Ciudad de México, Carranza asumiría la presidencia de la República en forma interina, con la obligación de convocar a elecciones generales tan pronto como se hubiera consolidado la paz. La mayor parte de los grupos militares que se formaron para combatir la usurpación huertista: las divisiones del Noroeste, Noreste, Oriente y Sur del país, se sumaron al plan, pero la División del Norte, al mando de Francisco Villa, pronto se desligó de la causa.
Después de año y medio de enfrentamientos, el Ejército Constitucionalista entró triunfante a la capital.
Carranza convocó al Congreso Constituyente y logró que se firmara la Carta Magna, pero siguió enfrentando mucha oposición. Sin embargo, el Ejército Constitucionalista, formado para sostener el orden institucional y en unir las fuerzas de los ejércitos regionales de la Revolución, cumplió su objetivo inicial y se considera el origen del Ejército Nacional del México actual. Su bandera preservó las franjas verde, blanca y roja establecidas al triunfo de la Independencia, en 1821. Dado que no fue un símbolo oficial, existen algunas variantes. La que obra en nuestra colección lleva la leyenda «Ejército Constitucionalista», el escudo con el águila de frente y, sobre ésta, un gorro frigio radiante, símbolo del liberalismo.