Introducción
Óleos de Patricio Ramos Ortega
Estos cuatro óleos que describen episodios de la batalla de Puebla son ejemplos de la pintura militar. Es posible que formaran parte de una serie más extensa del mismo artista, quien declara su participación directa en los acontecimientos en una de las pinturas: «Habiendo tomado parte fui testigo ocular del 5 de mayo de 1862/ Patricio Ramos fecit /Puebla».
Los hermosos matices del cielo, el dibujo arquitectónico y la composición del paisaje con figuras humanas revelan una formación académica. De Ramos sólo se conocen algunos otros paisajes de Puebla, San Luis Potosí, Guadalajara y el Salto del Agua, pero casi nada de su vida.
La famosa batalla se inició antes del mediodía y terminó a las cinco de la tarde. Los franceses saltaron con seis mil hombres los fuertes de Loreto y Guadalupe, por oriente y occidente, y también se combatió en el campo raso, tanto por donde se intentaba avanzar hacia la ciudad, como por donde se dispersaba el enemigo una vez rechazado por la artillería de las fortalezas. Parte de la batalla se desarrolló bajo la tormenta. El «sol de mayo» salió en el momento en que el ejército mexicano vencía a los invasores.
Batalla de Puebla
El primer cuadro representa un pasaje decisivo, narrado en crónicas de la época. Durante el asalto al fuerte de Guadalupe, los zuavos, que eran el grupo de élite del ejército francés, cargaron sobre un cañón que hacía estragos en sus filas. Al verse sorprendido, el artillero que sostenía una bala en las manos la soltó encima del asaltante que ganaba la valla. El invasor murió descalabrado. Ante la embestida, Charles Ferdinand Latrille, conde de Lorencez, al mando del ejército francés, ordenó la retirada. Existe una litografía de Constantino Escalante, publicada poco después del suceso, que presenta el mismo instante retratado en esta pintura.
Lucha cuerpo a cuerpo
El segundo cuadro de Patricio Ramos Ortega describe otro momento de la batalla ocurrida el 5 de mayo de 1862. Es una escaramuza de lucha cuerpo a cuerpo entre los miembros de la infantería mexicana y los soldados zuavos.
Victoria de los mexicanos
El tercer cuadro da continuidad al episodio de la pintura anterior, mostrando los cuerpos de los enemigos vencidos, mientras los vencedores blanden el banderín arrebatado. Las nubes de la tormenta, los magueyes, la extensión del combate en el amplio territorio y el portaestandarte vencido coinciden con los relatos de la batalla.
Descanso después de la batalla
La última pintura muestra una escena rutinaria del día después de la batalla. La bandera tricolor ondea sobre la iglesia mientras la del enemigo se abate derrotada. El cielo está despejado, los oficiales conversan y la infantería descansa después de su heroica lucha en el fuerte de Guadalupe.