Un biombo es una mampara compuesta de varios bastidores unidos por medio de bisagras o herrajes que se cierra, abre y despliega. La palabra “biombo” proviene del japonés “byo” que quiere decir protección y “bu”, viento. En Portugal se le añadió la m convirtiéndola en biombo.
Originarios de China y Japón se utilizaban desde el año 200 antes de Cristo, para delimitar los cuartos donde dormir, comer y tomar el té. En el siglo XVI (año 1500), éstos y otros artículos exóticos, llegaron a Europa y América mediante los intercambios comerciales con la Nao de China. Hay ejemplares desde dos hasta cuarenta bastidores u hojas.
Los biombos, junto con la pintura de castas, son de las pocas manifestaciones artísticas laicas que se dieron en el virreinato y su variada iconografía nos muestra paisajes, edificios, fiestas y costumbres novohispanas. También podemos encontrar representados elementos de la naturaleza y fauna americana.
Temas mitológicos fueron recurrentes, especialmente entre grupos de criollos que trataban de demostrar su cultura universal recurriendo a temas de corte humanístico; tal es el caso de este ejemplar que retrata a Flora, ninfa atribuida a las flores y jardines, relacionada con las festividades romanas de la primavera. Flora simboliza la renovación del ciclo vital, es decir la juventud, la fertilidad y la eternidad, y su festividad estaba enmarcada con todo tipo de flores, bailes y bebidas.