Carl Lumholtz, etnógrafo de origen noruego, llevó a cabo un total de seis expediciones a México entre 1890 y 1910, todas financiadas por el Museo Americano de Historia Natural de Nueva York. La primera expedición la realizó con el botánico sueco Carl Hartman y una caravana de treinta personas y más de un centenar de bestias; pero se dio cuenta que necesitaba viajar solo para establecer un mejor contacto con los pueblos indígenas y se deshizo progresivamente de su equipo humano.
Lumholtz descubrió la práctica de campo del explorador moderno: viajar solo para establecer mejor contacto con los pueblos indígenas. El explorador quedó fascinado con los tarahumaras, tepehuanos, nahuas, coras, huicholes y tarascos, entre otras etnias que encontró y a las que dedicó años de intensos estudios.
En sus primeros cuatro viajes de investigación, que abarcan hasta 1898, Lumholtz recorrió amplias zonas de la Sierra Madre Occidental desde la frontera con Arizona hasta Jalisco, y de Michoacán a la Ciudad de México. Sobre estas experiencias versa su obra más famosa Unknown Mexico (El México desconocido) considerada uno de los pilares de la antropología mexicanista.
El libro plantea que la construcción del proyecto mexicano de nación a finales del siglo XIX se realizaba, en gran medida, a expensas de la integridad de los pueblos indios. La riqueza de su investigación etnográfica sirvió como fuente historiográfica de las relaciones entre los pueblos indios y el Estado mexicano durante el Porfiriato.