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Cáliz

Cáliz
José María Folcó (activo entre 1842-1859)
México, 1842-1843
Ensayador Cayetano Buitrón (activo entre 1823-1843)
Plata sobredorada, repujada, cincelada, burilada y torneada
22 x 12 cm
Colección Museo de Historia Mexicana

La transustanciación del pan y el vino en el cuerpo y la sangre de Cristo es el momento más solemne de la misa, por el misterio que entraña y porque en ese instante la presencia de Dios se hace físicamente tangible. El cáliz es la copa que habrá de contener la sangre del sacrificio que es «signo de la alianza nueva y eterna», y por lo tanto es una pieza imprescindible en el ritual eucarístico.

Como la cruz y la custodia, el cáliz tiene una larga tradición desde la temprana Edad Media.

Su fabricación demandaba en la época virreinal la pureza del oro, que es un material que no absorbe ni reacciona con el vino, para que no exista el riesgo de que se pierda o contamine parte del precioso líquido.

El Museo tiene en su colección varios cálices. El que aquí se presenta está elaborado en plata vaciada y sobredorada. El vaso es totalmente liso, como requiere el rito, para facilitar su limpieza, y el resto del cuerpo tiene una decoración barroca que combina rosas con otros diseños vegetales. La base incluye medallones con los símbolos de la crucifixión: escalera, clavos, sudario, etcétera.

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