En el lado inferior derecho de esta obra se lee la firma del retratado, Ignacio Beléndez, rúbrica lenta y ornamentada de quehacer burocrático. Del lado derecho, apenas legibles en la actualidad, están la firma del artista, F. Mendoza, y la fecha. A finales del siglo XIX hubo dos pintores de nombre Francisco de Paula Mendoza, y ambos pintaron escenas de batallas y personajes militares. Este retrato podría ser del mismo pintor de El perdón de los belgas, 1881, obra que relata un episodio de la guerra de Intervención francesa. El artista no se formó en la academia oficial; posiblemente murió en 1882.

Con la dignidad de un retrato neoclásico de gran hombre público, el general está de pie junto a una mesa y un banco palaciegos. Viste uniforme de gala y condecoraciones de la guerra contra la Intervención francesa: medalla otorgada por el estado de Puebla, cruz del Sitio de Querétaro y cruz de la Intervención de primera clase. Éstas indican que estuvo activo entre 1862 y 1867; sin embargo, no hay medallas de constancia, las cuales indicarían un servicio militar prolongado.

De edad madura y baja estatura, el general que posa con mirada desconfiada y distante parece más hecho a la vida práctica que a los salones políticos.