Introducción
En esta revisión de los acervos plástico y documental se investiga el uso de la geometría como soporte de los procedimientos constructivos que permitieron a David Alfaro Siqueiros consolidar una propuesta pictórica integrada a la escultura y la arquitectura. Para ello, en esta exposición se apuntala una narrativa que parte del dibujo titulado Retrato del sastre W. Kennedy, puesto en circulación en la revista de vanguardia Vida Americana (1921), editada por el maestro muralista y el poeta catalán Joan Salvat-Papasseit.
Dicha obra hace referencia a William Kennedy Laurie Dickson, uno de los inventores del mecanismo ocular llamado kinetoscopio (1888), que por medio de secuencias fotográficas produce la ilusión de movimiento. En la década de 1930, las formas geométricas y el movimiento fueron temas centrales en las investigaciones de Alfaro Siqueiros. El artista buscaba construir un nuevo espacio pictórico que permitiera la interacción con el espectador, desarrollando así el concepto de “caja plástica”, punto de partida para lo que en la década de 1940 se convertiría en la concepción de un arte público, un arte para las masas, el cual reflejaría problemáticas sociales a partir de la unión de la pintura, la arquitectura y la escultura
En el contexto de las celebraciones por el centenario del movimiento muralista mexicano, esta selección de obras muestra cómo los procedimientos constructivos o geométricos fueron la piedra angular para la consolidación de una propuesta pictórica cimentada en la función pública del arte, así como en el compromiso con la transformación social, en el entorno subsecuente a la revolución de 1910. En la revista de vanguardia Vida Americana, que también este año cumple un centenario, se publicó lo que se considera uno de los primeros manifiestos del arte moderno mexicano: “Tres llamamientos de orientación actual a los pintores y escultores de la nueva generación americana”. En dicho texto, David Alfaro Siqueiros escribió lo siguiente:
“[…] al modelar nos interesamos por arabescos epidérmicos y olvidamos de concebir las grandes masas primarias: cubos, conos, esferas, cilindros, pirámides, que deben ser el esqueleto de toda arquitectura plástica. Sobrepongamos, los pintores, El Espíritu Constructivo al espíritu únicamente decorativo; el color y la línea son elementos expresivos de segundo orden, lo fundamental, la base de la obra de arte, es la magnífica estructura geometral de la forma con la concepción, engranaje y materialización arquitectural de los volúmenes y la perspectiva de los mismos que haciendo términos crean la profundidad del ‘ambiente’; ‘crear volúmenes en el espacio’”.