Introducción
Durante la segunda mitad del siglo XIX, la nación mexicana transitó por una serie de guerras internas, enfrentamientos entre facciones políticas, cambios súbitos de régimen e invasiones extranjeras. El pintor catalán Pelegrín Clavé arribó al país en este contexto, en el año de 1846, contratado por el gobierno de Antonio López de Santa Anna con la misión de restructurar la enseñanza pictórica en la Academia de San Carlos.
Mediante una serie de prácticas e innovaciones pedagógicas, Clavé estableció los criterios estéticos que encauzaron la producción artística institucional, convirtiéndose en el artífice de una nueva generación de pintores mexicanos, como Petronilo Monroy, Santiago Rebull, Ramón Sagredo, Felipe Santiago Gutiérrez y José Salomé Pina, entre otros. El conjunto de su legado artístico nos permite entender la construcción social y económica del país en aquella época.
Dada su relevancia histórica, en 2019 el Museo Nacional de San Carlos en la Ciudad de México realizó la investigación y curaduría de la exposición retrospectiva Pelegrín Clavé. Origen y sentido (1811-1880) la cual buscaba no solo recuperar la figura de este artista dentro de la historiografía del arte mexicano, sino trascender la imagen del retratista de la alta sociedad capitalina para profundizar en sus planteamientos estéticos y didácticos, así como en sus procesos creativos.
1. De la formación a la consolidación de un carácter pictórico
Se reúnen parte de los dibujos y bocetos que dan testimonio de la formación artística de Pelegrín Clavé tanto en la Escuela de Nobles Artes de la Lonja de Barcelona, como en la Academia de San Lucas en Roma.
En Roma, Clavé logró desarrollar y pulir su técnica, guiado por profesores como Peter von Cornelius y Tommasso Minardi, ambos representantes del Purismo italiano, tendencia que otorgaba una enorme importancia al perfeccionamiento del dibujo y la pureza de las formas.
Este periodo fue el de mayor creatividad y productividad para la creación de obras originales, aunque no todas hayan sido ejecutadas. Se cuenta entre ellas la obra La demencia de Isabel de Portugal, ejecutada en México en 1855.
2. La reorganización de la Academia Nacional de Bellas Artes, un nuevo modelo educativo
Se contextualizan las circunstancias que permitieron la llegada de Pelegrín Clavé a México, junto con Manuel Vilar, para asumir la dirección de las áreas de pintura y escultura respectivamente de la Academia Nacional de Bellas Artes.
La llegada de Clavé a la Academia supuso una serie de cambios en la disciplina pictórica, como fue la incorporación de la clase de paisaje y perspectiva. La adhesión de sus alumnos a los preceptos ideológicos, formó una generación de pintores apegados a la estética Purista, lo que dio a la pintura mexicana un carácter global, del cual antes carecía.
En este espacio nuestros públicos podrán apreciar una ambientación inspirada en las fotografías de los salones de pintura y escultura de la Academia de finales del siglo XIX.
De izquierda a derecha:
Superior-
Epitacio Calvo, Sebastián Navalón, Busto de Manuel Vilar, Luis Campa, Jesus Fuentes y Muñiz, Felipe Sojo.
Inferior –
Eugenio Landesio, Pelegrín Clavé, Santiago Rebull, Javier Cavallari.
3. La consolidación de un estatus social a través de la imagen
El prestigio que Clavé adquirió al ser designado como director de pintura de la Academia, lo acercó al círculo más selecto de la alta burguesía mexicana de la segunda mitad del siglo XIX, la cual deseosa de alcanzar el estatus de sus homólogos europeos, contrató los servicios del pintor para que este perpetuara su imagen.
De esta manera han llegado hasta nuestros días los retratos realizados por Clavé de figuras de la época como el arquitecto Lorenzo de la Hidalga, Ana García Icazbalceta, la pintora Ángela Icaza y Andrés Quintana Roo, así como las obras de algunos de sus discípulos en este mismo género.
Esta exposición también reúne cinco de los once retratos que fueron elaborados por Clavé para formar parte de la Tercera Exposición de la Academia de San Carlos realizada en 1850. Los cuadros de la pareja conformada por Rafael Cancino y Mariana Rubio de Cancino, que pertenecen al acervo del Museo de Historia Mexicana, son una muestra sobresaliente de las composiciones retratísticas del pintor.