Introducción
Los niños en el arte
Desde el Renacimiento hasta la aparición de las primeras vanguardias artísticas del siglo XX, artistas han forjado la imagen del niño y su entorno conforme a los diferentes conceptos que han surgido en torno a la infancia y la niñez.
Durante siglos se contempló al niño como un pre-adulto, una entidad difusa sin rol social pleno. Fue hasta el siglo XVIII, durante el periodo de la Ilustración, que se introdujeron teorías modernas sobre la educación y la concepción de la infancia como una edad de la vida del hombre.
Años más tarde el hombre se convirtió en objeto de conocimiento y estudio para las ciencias modernas, y con ello viró la mirada que se le tenía al impúber para otorgarle relevancia y dispositivos de individualización para convertirlo en ciudadano con necesidades de educación y disciplina; el niño debía ser formado en la sociedad como futuro hombre racional.
Para finales del siglo XIX y principios del XX, la figura del mozo ideal se convierte en el niño campesino, pordiosero o trabajador. Es justo en estas épocas que los infantes son focalizados e incorporados al ámbito de la privacidad familiar y de la disciplina escolar, para cultivarlos y obtener hombres de praxis social.
Para hacer un repaso por los diferentes planteamientos y conceptos que ha despertado la niñez en cuatro siglos, la colección propone voltear al arte para ayudar a comprender los diferentes papeles que el infante ha adoptado. Los niños son el eje central de las 58 pinturas que conforman esta muestra y que incluye obras de artistas como Federico de Madrazo, Eugenio Lucas, Joaquín Sorolla, Ten Kate, Françoise Delobbe, Jacob van Loo, Elizabeth Gardner, German Gedovius, Pelegrín Clavé, José Benlliure Gil, entre otros.
EL ROL DEL JUGUETE
Para complementar la exposición, se diseñó un espacio ex profeso para exhibir más de 100 juguetes antiguos, la mayoría del siglo XIX: trenes, aviones, juegos de mesa, de destreza y educativos, miniaturas, soldaditos de plomo, cajas de música, así como juguetes elaborados durante la intervención norteamericana a México (1846).
Si bien el juguete representa para los infantes el juego en sí, para los adultos estos objetos atrapan los afectos, recuerdos y emociones que vivieron en su niñez, por lo que la instalación permitirá que ambos se maravillen y disfruten de las piezas en exhibición que pertenecen a diversas colecciones privadas.
En este espacio el público reconocerá a los juegos infantiles como un elemento para el aprendizaje físico e intelectual, sobre todo en la primera infancia cuando los juegos son espontáneos y abren un campo a la imaginación y la fantasía sin distinción de clase social.